La Guerra de la Triple Alianza movilizó prácticamente toda la población paraguaya; desde las ciudades más importantes del país se reclutaron grandes contingentes que incluían conscriptos de raza negra – algunos esclavos aún – e indígenas de varias etnias de la región oriental del país.
La historia sobre la contienda, y la memoria de la misma, guarda exclusivamente su lugar al Sargento Cuati, indio pajagua, ahijado del General José Díaz, que había rescatado al comandante paraguayo luego de su incidente con la escuadra brasilera, que lo llevaría posteriormente a la muerte. Aún en su caso, Cuati es escasamente citado por los autores protagonistas de la guerra.
Es por eso que esta pequeña recopilación de José Marcos Villamayor tiene un valor único.
Gran parte de la obra nos trae el anecdotario del Teniente Sixto Britez, Ñandua, un indio guaraní que fue enrolado en el ejército nacional durante la dictadura del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia.
La misma se sustenta totalmente en la tradición oral, puesto que Ñandua no es nombrado en otras memorias de la guerra, a pesar de haber sido uno de los que “Venció Penurias y Fatigas” llegando hasta Cerro Corá con los últimos hombres del Mariscal Francisco Solano López.
“El Célebre Guerrero del 65 al 70” en sus páginas, además, nos permite conocer más de la vida cuartelera en los campamentos paraguayos, desde las comidas, las costumbres, hasta el ambiente que se vivía en los mismos. Una vez terminada la biografía de Ñandua, completa sus páginas con relatos y hechos de la guerra, donde el autor deja ver su convicción nacionalista, situación que se entiende en 1932, donde el lopismo como discurso histórico había triunfado.
