Nacido en Asunción el 2 de octubre de 1859, hijo del entonces Brigadier General Francisco Solano López, y de Alicia Elisa Lynch.
Luego de la última batalla de la guerra, en que sucumbieron su padre y su hermano, el coronel Panchito López, cavó con su madre y el Coronel Lino Cabriza, la tumba de los dos héroes. Tenía apenas 10 años. Acompañaría a su madre en su condición de prisionera de guerra. El trayecto que hicieron los llevó primero a Concepción, luego a Montevideo para ser destinados definitivamente a Europa.
Enrique estudió en el St. Joseph College de Croydon, Inglaterra, y luego se traslado a Paris.
En 1875, acompañó a su madre al Paraguay con el propósito de salvaguardar los bienes que según ella les pertenecía, y establecerse en el país. Luego del fracaso de su misión regresaría de nuevo a Europa
Enrique retornaría definitivamente al Paraguay en 1893, en medio de un ambiente hostil hacia su persona y a la de su padre.
Desde el momento de su arribo tomaría contacto con quienes pelearon a lado del Mariscal en la guerra: Bernardino Caballero, Patricio Escobar y Pedro Duarte, y se incorporaría a las filas del Partido Colorado. Tenía entonces 35 años.
En 1894 es nombrado por el Presidente Juan Bautista Egusquiza, Superior Intendente de la Instrucción Pública. En ese cargo llevó a cabo una fundamental tarea de fiscalizar los planes y programas de estudios y selección de materiales didácticos. Cambió el rumbo de la educación primaria y supo renovarla con la venida de renombrados docentes argentinos.
En 1895 comenzó su tarea de publicar documentos sobre la guerra grande y se incorporaría como socio del Instituto Paraguayo. Cinco años después, en 1900, fundaría el diario “La Patria”, buscando reivindicar a través de sus páginas los valores históricos del Paraguay y la memoria del Mariscal Francisco Solano Lopez.
Desde 1904, inicio de la era liberal, en varias ocasiones fue a parar a la cárcel pública. En 1908, “La Patria”, órgano del Partido Colorado era clausurado y su director, Enrique Solano López, era exiliado.
En 1912 se lo encuentra nuevamente el país acompañando las candidaturas de su partido político, a la vez de ejercer varias cátedras en los colegios de Asunción. Entre el 13 y el 31 de marzo de ese año, ocuparía la Intendencia de la capital.
En abril de 1917 es electo Senador, volviéndose uno de los más activos parlamentarios, basando sus debates en cuestiones netamente históricas.
Se codeó y fue amigo de grandes intelectuales del novecentismo, como Blas Garay e Ignacio A. Pane. Posteriormente se une a otro prominente escritor colorado, Juan E. O’leary (con él en la foto), quien lo acompañaría en la tarea de defender la memoria del Mariscal.
Encaró Enrique un trabajo histórico con sus propios medios económicos y llegó a catalogar más de 10.000 volúmenes sobre cuestiones paraguayas. Coleccionó libros, folletos, mapas, periódicos en su incesante tarea de reivindicador histórico.
En los casi 25 años de intensa actividad pública cumplida por don Enrique Solano López, estuvo siempre vinculado a los medios de prensa y fue un admirador y promotor de las actividades culturales en el Paraguay.
Su trayectoria política lo convirtió en figura sobresaliente del Partido Colorado. En pleno ejercicio de sus funciones legislativas le sorprende la muerte el 19 de noviembre de 1917.
Una calle del Barrio Jara de Asunción lleva su nombre.
